Valoración Soy Útil
“SOY ÚTIL” : COLABORACIÓN ENTRE EL IES LAS FLORES Y LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL TOMÁS GARCÍA DE ÁLORA
“Es el momento de pasar de entender las bibliotecas
como proveedoras de recursos culturales, documentales
o tecnológicos, a verlas como centros sociales”
La biblioteca pública municipal de Álora ha colaborado en el proyecto “Soy útil”, planificado y elaborado por el Instituto de Enseñanza Secundaria Las Flores durante el curso académico 2016-2017.
El plan desarrollado por el centro educativo consiste en proporcionar una actividad al alumnado expulsado de las aulas por mal comportamiento durante un tiempo determinado, según criterio del equipo directivo. Las personas a las que se dirige este programa son jóvenes estudiantes de enseñanza secundaria obligatoria (ESO), un colectivo que frecuenta menos la biblioteca. El objetivo del plan es que los jóvenes echados no se queden sin hacer nada productivo en casa durante el tiempo que dure el castigo, sino que dediquen esos días a colaborar con una institución de la localidad haciendo un trabajo social.
Gracias a las buenas relaciones que la biblioteca municipal mantiene con los colegios, institutos, tejido asociativo y demás instituciones de la localidad, me enteré del programa que estaba llevando a cabo el IES Las Flores y pensé en la gran labor social que la biblioteca puede hacer como entidad colaboradora. Como bibliotecaria, siempre he cavilado que la biblioteca tiene que formar parte de la vida de las personas de la localidad, estando inmersa en la sociedad a la que sirve. El proyecto del instituto facilita esta labor. Sin embargo, no todo es color de rosa. Tenía que sopesar bien las ventajas e inconvenientes que llegaría a acarrear la participación en este plan, ya que las dificultades podían ser importantes por el tipo de persona que me enviarían. A pesar de todo, consideré que las ventajas lograrían ser mayores y recordé otros tiempos en los que la enseñanza duraba hasta los 14 años y muchos jóvenes no querían estudiar. Los ponían a aprender un oficio y se convertían en hombres de provecho y grandes profesionales. Incluso si me remonto más en el tiempo, quizá, ahora se estén jubilando fontaneros, electricistas, zapateros, etc., que asimilaron el trabajo con un oficial. En la biblioteca, hay labores en las que esos chicos pueden ser muy útiles: poner tejuelos, códigos de barras, sellar y colocar libros, (lo cual se realiza por orden alfabético, como están en las secciones de poesía, teatro, narrativa…), efectuar préstamo o devolución, etc. Y decidí que esas serían las funciones que enseñaría a la persona que mandaran.
Una vez que resolví participar en este proyecto, con sus pros y sus contras, seguí una serie de pasos:
1. Llamé por teléfono a la persona responsable del programa en el centro educativo para que me proporcionara mayor información y ofrecí la biblioteca como institución colaboradora, siempre que la Concejalía de Cultura estuviera de acuerdo, cosa que no dudaba.
2. Después, le expuse a la Concejala de Cultura del Ayuntamiento el proyecto y la necesidad que tiene la biblioteca de colaborar con el Centro como forma de servir a la sociedad de la localidad. Tal y como pensaba, la Regidora mostró su apoyo total e incondicional para nuestra participación.
3. Volví a entrar en contacto con los profesionales responsables del proyecto para comunicarles la disponibilidad de la biblioteca para aceptar a cualquier joven sancionado.
Tras realizar los trámites oportunos con la familia y el Ayuntamiento, el Instituto contestó diciendo que nos enviaba a un alumno. Para entonces, yo ya había planificado el trabajo que el adolescente podía realizar. Sin embargo, era prudente por mi parte observar la actitud y aptitud de la persona para poder enseñarle unas tareas más fáciles y con menos implicación o más complejas.
He contado con dos personas del proyecto “soy útil” del Instituto las Flores desde que empezamos a colaborar.
La primera que estuvo aprendió conmigo a colocar libros infantiles y juveniles, novela, poesía y teatro y también realizó préstamos y devoluciones. Este joven no ha vuelto a venir por la biblioteca, pero su actividad ha dejado una huella positiva como es la incorporación de su hermana como usuaria,
La segunda persona efectuó las mismas funciones que el anterior; sin embargo, su grado de implicación, así como su conocimiento de las redes sociales, me proporcionaron nuevos conocimientos sobre Twitter y Facebook. Por otro lado, como es una persona muy sociable, se llevaba muy bien con todos los usuarios y aprendió a ver la biblioteca con otros ojos.
A modo de conclusión, me gustaría hacer especial hincapié en lo importante que es para la biblioteca colaborar con la comunidad a la que sirve, estar dispuesta a escuchar, prestarse, participar, etc. La experiencia con estos jóvenes ha sido muy enriquecedora para esta institución municipal y no me cabe duda que también para ellos y para el centro educativo.
El curso pasado solicitamos ser una institución colaboradora con el Instituto en el programa “Soy útil”. El centro educativo ha buscado a la biblioteca en el presente curso académico como entidad colaboradora. El balance no puede ser más positivo, ya que ha supuesto la integración de la institución, que reconozcan que estamos aquí, que se puede contar con nosotros.
Eloisa Puertollano
Bibliotecaria Municipal de Álora
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